Como los buenos animales sociales que somos, necesitamos a los demás. Y precisamente Google nos acerca eso en el ámbito de la web: la oportunidad de ser encontrados en la red.
Con tan sólo unos clics, una ingente cantidad de información de cualquiera persona, empresa, comunidad, servicio o proyecto está al alcance de quien busca en las páginas de resultados de Google.
Y es en la red donde, atendiendo a las técnicas de posicionamiento en buscadores, se encuentra tanto la posibilidad de aprovechar la oportunidad como de perderla en beneficio de otros.
Pero conviene ser consciente de lo que implica aprovechar esa oportunidad. En un mundo que tiende a la especialización y la segmentación, es poco realista intentar tener una presencia abrumadora en la red e inútil pelear todas las palabras posibles. El deSEO de ser encontrados por quienes queremos que así lo hagan no siempre se cumple debido a la competencia con otros actores de la web.
La calidad de los clics en el SEO debe primar sobre la cantidad
Realmente el SEO parte de un concepto muy sencillo: se trata de encontrar e identificar un espacio en la web (conocido como nicho de mercado) que defina correctamente nuestros atributos y pueda ser expresado con palabras clave que se ajustan a las búsquedas que los usuarios realizan.
De acuerdo a esta premisa, tener más o menos visitas no es lo más relevante; lo que nos debería importar es que aquellos usuarios que nos visitan satisfagan en nuestra web la motivación de su visita, es decir, que encuentren aquello que estaban buscando. Es ahí donde el posicionamiento en buscadores realmente cumple una función integradora entre web y usuario.
El deSEO de ser encontrados al que toda web aspira cumple entonces con un requisito digamos ético del SEO: devolver al usuario el interés que nuestra web ha suscitado.
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